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El sentido del sacrificio
Daniel Vázquez Malabehar
En latín, sacrificare significa “hacer algo sagrado”. La palabra sacrificio está íntimamente ligada al campo religioso, pero no se limita a este. El sacrificio también comprende la idea de una renuncia o abandono voluntario para lograr, alcanzar un valor positivo mayor o bien que se evite un mal de rango superior. Por ejemplo: un trabajador que acepta horarios difíciles o empleos poco satisfactorios para mantener a su familia; o una persona que deja de comer lo que le gusta para mejorar su salud, etc.
En algun momento de nuestras vidas todos sacrificamos algo para alcanzar un bien mayor o evitar un mal superior, pero el sacrificio no es fácil porque implica una renuncia, involucra sufrir una perdida, pero es una pérdida llena de próposito y de sentido, por ello en el sacrificio se hace presente tanto la tristeza como la dicha de manera simúltanea.
Max Scheler nos dice “¡El sacrificio es como una cabeza de Jano, cuyos rostros ríen y lloran al mismo tiempo! Mira al mismo tiempo hacia el valle de lágrimas y hacia el valle de las alegrias. El sacrificio contiene ambas cosas: la alegria del amor y el dolor de dar la vida por lo que se ama” (1979: 32) (La Cabeza de Jano es una expresión que hace referencia al dios romano Jano, representado con dos caras mirando en direcciones opuestas.) No todo es igual de valioso por ello sólo cuando tenemos en nuestro horizonte valores muy altos para nosotros, somos capacapaces de entregar los inferiores para alcanzar o proteger los superiores.
En la vida existe el dolor y sufrimiento inevitable, pero aún en esas circunstancias podemos decidir la actitud que tomaremos frente a él: podemos padecerlo, intentar huir de él, o podemos intentar buscar un valor más alto ante el cual podamos hacer el sacrificio de atrevernos a padecerlo en nombre de algo valioso para nosotros.
Viktor Frankl nos narra la historia un médico que fue a consultarlo a causa de una fuerte depreción que padecia a causa del fallecimieto de su esposa, a lo cual Viktor Frankl le pregunto:
¿Qué habría sucedido, doctor, si usted hubiera muerto primero y su esposa le hubiese sobrevivido?”. “Bueno -dijo- para ella habría sido terrible, ¡sufría muchísimo!” Ante lo cual repliqué: “Lo ve, doctor, usted le ha ahorrado a ella todos esos sufrimientos; pero para conseguirlo ha tenido que llorar su muerte y sobrevivirla”.
No dijo nada, me tomó la mano y, quedamente, abandonó mi consulta. El sufrimiento deja de ser sufrimiento, en cierto modo, en cuanto encuentra un sentido, como suele ser el sacrificio. (Frankl, 2004: 235)
El médico entregó su tranquilidad y ganó su tristeza para así ahorrarle ese sufrimiento a su esposa y eso representaba para él un valor más alto. Viktor Frankl nos señala que “el sufrimiento con plenitud de sentido es el sacrificio” (1990: 258). La invitación es pues a que busquemos aquellos valores, aquellas personas por las cuales estemos dispuestos a sacrificar cuando sea necesario.
Referencias
Frankl, V., El hombre doliente, Ed. Herder, Barcelona, 1990
Frankl, V., El hombre en busca de sentido, Ed. Herder, Barcelona, 2004
Scheler, M., El sentido del sufrimiento, Buenos Aires, Ed. Goncourt, 1979