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Temor a la muerte y sentido de vida.
Daniel Vázquez Malabehar.
“El fin de nuestra carrera es la muerte, término necesario de nuestras miras. Y si nos aterra, ¿Cómo adelantar paso sin sentirnos febriles? El remedio del vulgo es no pensar en ella, mas ¿qué brutal estupidez puede producir tal ceguera?” (Montaigne, 1991, p. 48) Indudablemente es difícil ser indiferente ante un hecho tan radical como lo es la muerte, la filosofía la ha pensado por siglos y la seguirá pensando y ¿Por qué pensar tanto en la muerte? Porque nos aterra, nos angustia,
nos preocupa, pero sobre todo porque en muchas ocasiones no la comprendemos, como nos dice el filósofo Lévinas la muerte es lo sin respuesta, es incertidumbre. Pero presiamente afrontar el misterio de la muerte es lo que nos humaniza: “¿Se puede saber vivir si no se sabe morir, es decir, si uno no se ha preparado para morir?” (Redeker, 2018: 49).
Sólo siendo consciente de mi finitud y de la de los demás me es posible vivir más plenamente, pero sobre todo más responsablemente: “Sí usted quiere sacarle el mejor partida a su vida, deberá contar constantemente con el hecho de la muerte, con el hecho de la mortalidad, con el hecho de la transitoriedad de la existencia humana. Porque, si no existiera la muerte viviríamos eternamente y podríamos dejarlo todo para más adelante… El mero límite temporal de nuestra existencia es un aliciente para aprovechar el tiempo, cada hora y cada día” (Frankl, 2000: 77).
Si somos conscientes de esto se nos presenta no tanto el miedo al misterio de la muerte, sino el miedo de vivir sin aprovechar el tiempo que nos es dado, el miedo a vivir sin asumir nuestras responsabilidades. Afrontemos la muerte como el compromiso para aprovechar esta vida en el cumplimiento de una misión de un sentido: la muerte la experimentamos prontamente con la muerte del ser amado, una parte de mi mundo muere cuando él no esta, la muerte nos toca en lo más profundo, pero el sentido reprensenta una muleta que me ayuda a caminar a pesar
de ello.
Por último, ante el temor a la muerte me gustaría que recordáramos las palabras de Sócrates: “En efecto, atenienses, temer la muerte es creerme sabio sin serlo, pues es creer que uno sabe lo que no sabe. Pues nadie conoce la muerte, ni siquiera si es, precisamente, el mayor de todos los bienes para el hombre, pero la temen como si supieran con certeza que es el mayor de los males” (Apología de Sócrates 29 a-b). Asimismo, más adelante nos señalará que la muerte o bien es un tránsito entre algo y nada, de donde se tendría un descanso; o bien, la muerte es el tránsito entre una vida y otra vida y, de ser así, se nos presenta la oportunidad de seguir buscando la verdad o encontrarnos con ella.
La muerte es un tránsito ¿Con qué postura elegiremos mirar la muerte? ¿cuál tiene mayor sentido? Es importante que reflexionemos en ello.
Daniel Vázquez Malabehar.
Referencias
- Redeker, R., El eclipse de la muerte, Ed. Fondo de Cultura Económica, México 2018
- Frankl, V., En el principio era el sentido, Ed. Paidós, México, 2000
- Montaigne., Ensayos Completos, Ed. Porrúa, México, 1991
- Platón., Apología de Sócrates, Ed. Gredos, Madrid, 2010