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Mirar al futuro con esperanza

Daniel Vázquez Malabehar


El diccionario de la Real Academia Española (RAE) nos dice en su primera acepción sobre la esperanza: “Estado de ánimo en el cual se nos presente como posible lo que deseamos”. Cuando hablamos de la esperanza hablamos de una posibilidad a futuro, la esperanza está con miras al futuro. En su definición etimológica, esperanza viene del latín sperare que significa esperar y ¿qué esperamos? Esperamos a que llegue el futuro, a que llegue esa posibilidad que deseamos.Es importante señalar que esta espera del futuro no es pasiva, sino activa. Erich Fromm nos dice “La esperanza es un estado, una forma de ser. Es una disposición interna, un intenso estar listo para actuar” (2017: 23). Para Fromm la esperanza no es un estar quieto o perezoso mientras llega lo que deseo, sino un estar atento y preparado para actuar, es un estar activo fomentando a que llegue aquello que es posible y que deseo.

Pero, por otro lado, una característica del futuro es que, éste es inseguridad, yo no tengo ninguna certeza de que el futuro que yo deseo llegue, por lo mismo, la esperanza ha sido vista tanto de manera positiva como de manera negativa. Negativa porque la esperanza aviva sueños e ilusiones que jamás se cumplen y esto ocasiona desilusión y sufrimiento, por ello Nietzche decía; “la esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre”. Pero el hecho de que
nuestras esperanzas no se realicen sólo es una posibilidad y la pregunta que podemos hacernos es ¿Vale la pena el riesgo? ¿soy capaz de arriesgarme? A esto, Viktor Frankl nos recuerda la audacia para el sufrimiento, “Osa sufrir. Esta
audacia para el sufrimiento es lo que importa… Sólo por esta vía podemos acercarnos a la verdad, barruntarla, por esta vía y no por la vía de la huida y el miedo al sufrimiento” (1990: 257).

Si por miedo al sufrimiento, si por miedo a la posibilidad de que lo que espero no llegue renunciamos a la esperanza ¿Qué nos queda? Mientras no inventen una máquina del tiempo que nos permita viajar al pasado, el ser humano camina hacia
el futuro y quien renuncia a la esperanza, quien renuncia a esperar en el futuro cualquier posibilidad deseable, está renunciando a su vida.

Viktor Frankl nos dice; “Sin un punto fijo en el futuro, el hombre no es realmente capaz de existir” (2018: 109) En los campos de concentración quienes no tenían, ninguna esperanza renunciaban a la vida, caían completamente en la apatía, la
esperanza representa ese punto fijo en el futuro que perseguimos y esperamos. Si no esperamos caemos en desesperanza y en vacío existencial. Osemos tener esperanza y osemos esperar activamente.

Referencias

Frankl, V. (1990) El hombre doliente, Barcelona, Editorial Herder.
Frankl, V. (2018) Logoterapia y análisis existencial, Barcelona, Editorial Herder.
Fromm, E. (2017) La revolución de la esperanza, México, Fondo de Cultura
Economica.


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